8/23/2007

Distorsión

Miranda no pudo más que sentir admiración. Las mujeres de la General Monica habían colocado las plataformas de combate utilizadas en gravedad cero (inmóviles en la gravedad del planeta) de forma que sirviesen como plataformas de combate estacionarias. La nave yacía destrozada y reventada; a su alrededor el grupo de mujeres se empeñaba en mantenerse con vida.
La lluvia caía insistentemente sobre las pasturas de Dimitri, haciendo que la visión se redujera a unos pocos metros alrededor; pero los sensores le decían a Miranda que estaban sitiados, más y más de aquellos hombres continuaban apareciendo desde cada horizonte.
Lentamente se fueron abriendo paso hasta sus compañeras, hasta que finalmente los dos grupos se encontraron frente a frente. No había tiempo que perder, las mujeres corrieron con rapidez a refugiarse en el vehículo de comando, cuando se hizo evidente que el contingente completo no iba a entrar allí, las restantes subieron en las plataformas de combate de sus compañeras como pasajeras.
Estaban apretadas en el interior de la cabina, no había sido diseñada para dos mujeres, pero Miranda era delgada y su compañera también.
– ¿Te encuentras bien?
– Seguro, estoy lista sácanos de aquí.
La mujer hablaba con un acento peculiar, alargando las vocales o dándoles otro tono, pero de cualquier modo aquello seguía siendo standar y Miranda pudo comprender.
Las máquinas iniciaron su retirada.
La General Manzini entró en la cabina principal de la plataforma de comando, buscó con la mirada a su hermano pero se sobresaltó al escuchar la voz profunda viniendo desde atrás.
– ¿Qué haces tu aquí abajo? – preguntó el Almirante.
– Mi padre me envió a proteger a su hijo favorito.
– ¿Mi padre se ha quedado sin uno de sus generales más valiosos para protegerme de un combate planetario? Eso es absurdo.
– Tan solo obedecía ordenes cuando esos condenados hicieron que mi nave se estrellara.
Mel comenzó a sacar conclusiones…
– De que lado están las Manzini – preguntó al cabo de un rato.
El aparato se balanceaba sobre sus patas a gran velocidad como un gigantesco insecto.
– Las Manzini… mi familia no puede pelear contra todo el matriarcado.
– ¿Están peleando contra nuestro padre entonces?
La cabina quedó en un súbito silencio, todos los presentes expectantes.
– No, pero ya no lo apoyan, se han declarado neutrales en el conflicto.
– Necesito subir lo antes posible – murmuró Mel mientras tomaba asiento – esto solamente se pone peor y peor.
– Nunca mejor dicho hermano mío, las lecturas de nuestros sensores en órbita son bastante inútiles dada la atmósfera del planeta, pero…
– ¿Pero que?
– El primer continente que estos sujetos nos quitaron, esta emitiendo una larga distorsión electromagnética.
Esto si eran extrañas nuevas, nadie se espera algo como eso ¿Qué clase de actividad podía generar una distorsión lo suficientemente fuerte traspasar la atmósfera?
– Piensas que se trate de algún modo de comunicación.
– Mucho más fuerte que eso – continuó Mónica – parece más que estuviesen probando armas nucleares una y otra vez sobre el mismo lugar.
Nemar hablo de inmediato.
– Señor no podemos permitir esto, aconsejo un bombardeo orbital en esa área.
– Estamos de acuerdo pero primero tenemos que retornar a la base.